"Soy una muñeca plástica. Me compraste en una tienda de objetos eróticos. No era nadie antes de conocerte, okay. Todo lo que soy te lo debo a ti. A veces te gusta jugar a las muñecas, pero como un niño, rompes los juguetes. Me posees porque eres mi dueño. Me tomas con violencia, como los niños que se aburren de los juguetes. Ensayas muchos estilos y ninguno te funciona. Por eso estás encendido de furia contra mí. Te golpeas la cabeza con mi cuerpo mientras me llamas puta. Te asustas de tus fantasías asesinas. Tal vez preferirías que te castigara por ser un niño malo. Algunos hombres se portan mal para provocar el castigo de mamá. Te atraigo hacia mí, tirándote de las orejas. Quieres dejar de ser sujeto. Te angustia ese papel de ser siempre quien decide el orden del guión. Compraste un goce efímero que quiero eternizar para suplir la necesidad de la otra y me castigas por intentarlo. Tampoco la quieres a ella, es la visión fugaz de una mujer etérea lo que te hiere."
Consuelo Triviño - La Casa Imposible (Cuentos).