jueves, septiembre 17, 2015

¿Qué de qué?

Hoy amanecí con una pregunta entre ceja y ceja: ¿Qué en el hecho de conocer cambia todo?
Como se vuelve habitual algo que era ajeno y desconocido, que por mucho tiempo no sabíamos, ni compartíamos, llegan a nuestra parcela y de pronto, es como si siempre hubiesen estado allí, ¿Qué es lo que hace en nosotros que de forma natural adjudiquemos como tierra conquistada, algo que tuvo una existencia paralela a la nuestra? ¿Una existencia en la que no estuvimos involucrados hasta que lo estuvimos? A ver, no quiero complicarlos, me explico:

Al principio uno va lleno de lo que es, al final de lo que es ajeno. Cuando estas piernas que son ajenas, y estas manos que antes no estuvieron, concluyen su ciclo, terminan, mueren, se van, desaparecen, finiquito; el proceso de perder nos acerca más a lo que ya no tenemos, a lo que nunca antes tuvimos, (y esto, que aun así preferimos siempre que sea en tercera persona y no en primera, perdernos a nosotros mismos es el sótano, esa habitación oscura a la que no queremos ir... o volver).

Los finales son devastadores porque siempre hay razones, sabes por qué, porque, porqué. No hay nada que dejar a la imaginación, no hay asumir, no hay "cosas que decirte a ti mismo que supongan la falta de lo que no te dijeron" y eso, siendo uno lo más objetivo posible, palabra que a mí de hecho, me ha parecido siempre la más abstracta de la lengua española; todo el que se proclama "objetivo" es usualmente el que menos lo es. El cual, claramente es mi caso. Me leo a mi misma mientras escribo y recuerdo una frase que leí por algún papel "Te vi follar y fallar, y no sé cuando me gustaste más, cuando te contemplé proclamándote dios, o cuándo te observe confesándote humano".

Sí.

Al final, ¿qué en ceder, es ganar? ¿qué estamos perdiendo verdaderamente? ¿qué en ganar es ganar? ¿qué en lograr nos hace, nos construye? ¿qué se tiene mas que uno? ¿qué se da mas que uno?

No lo sé.

Si algo le queda a mi desvele y tormento de hoy es que los finales están normalmente llenos de motivos concretos. El principio, en cambio, de un suponer encantador. y por encantador me refiero de ignorancia...

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Venus Patricia #DíasFelices