miércoles, agosto 26, 2015

Sombrilla-Sueño-Sombrero.

Me veo la mano agarrando el pomo de una puerta grandísima, la abro y esta me conduce a una más pequeña, y dentro de esta una más chiquita todavía, a la tercera vez tengo que agacharme para entrar por el pequeño cuadrito con forma de puerta.

Me siento una manganzona en este mini cuarto al que entro, veo a un hombre pequeñísimo recostando en una pequeña cama, “Si, tipo Alicia” pienso, pero no hay ningún otro personaje, solo estoy yo y el pequeño hombre recostado en la cama, las paredes del cuarto son de un amarillo chillón y el ambiente se siente seco. Lo miro mientras duerme, estoy confundida, no sé cuál es mi relación con él: ¿lo amo? ¿debo cuidarlo?

Gateo para salir del cuarto y busco un lugar en el que pueda dormir. Hay muchas puertitas que me invitan a entrar, abriéndose y cerrándose alegremente, pero todas las habitaciones están ocupadas, voy abriendo las pequeñas puertas una a una, y solo veo desnudeces en penumbras, sombras que se mueven lujuriosas y desaparecen en negro.

Regreso a la habitación donde descansa el pequeño hombre. Alguien, no recuerdo quien (algún psicoanalista dirá que yo misma) me pasa un celular, salgo con el celular en la mano: estoy esperando una llamada. El aparato que tengo en la mano suena. Es una mujer. Quiere hablar con el pequeño hombre. No sé quién es ella, sólo sé que su llamada lo va alterar. Trato de responderle, pero al intentar hablar, las palabras, en lugar de difundirse como ondas que es lo normal, se condensan en una gelatina pegajosa y caen al suelo, plo. Digamos que por ejemplo, trato de decir: “Los ojos grandes son puertas abiertas” y las vocales de los sonidos, tratando de volverse ondas, se desbaratan en la “o” antes de caer. "Los oj o ooo o oo oo" plo. Trato de decirlo previniendo lo que va pasar e igual, plo. La mujer al otro lado del teléfono sigue ajena a mí, en su monólogo.

Voy de nuevo rumbo a la habitación amarilla. Al abrir la puertita, me golpea un frio seco como polvoso (no sé por qué tantas sensaciones si es un sueño y recuerdo el último episodio de Game of Thrones, pero no es el contexto). Dentro de la habitación todo está seco, como calcificado, la cara del pequeño hombre, las sabanas, las paredes amarillas, ahora son blancas y su textura fría se disuelve con mi tacto. “Se ha marchitado” pienso, y le digo al cuerpo blancuzco que tiene una llamada importante, el pequeño hombre toma el teléfono y con cada movimiento se desprenden capas de sequedad de sus extremidades y de su rostro. Cuando cuelgue la llamada me voy a marchitar con él y salgo gateando fuera de la habitación, fuera de la casa.

--
Venus Patricia #DíasFelices

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se marchitan porque te fuiste, porque ya no lo conoces. Quemados por el frío de la distancia ya solo quedan recuerdos en el de que ya no te tiene y de ti, que siempre te quiso. No ha estado esperando por esa llamada, ha estado esperando por tu regreso. Siempre con la esperanza de que Nunca Olvides Cuanto te Amo.