lunes, junio 21, 2010

Sí, llueve.

Sé que actuamos como que no nos importa lo que los demás hagan con sus vidas y que pareciera que sólo seguimos adelante con la nuestra. Que lo único que importa ya es encontrar la forma de sobrevivir ante la lucha cotidiana de intereses y puntos de vistas, subsistir a esta congruencia de deseos contrarios e ideas insensatas, unión de coordenadas… Afinidad de almas.

Se que parecería injusto que luego que te preocupas tanto por los demás, por sus cumpleaños, por esos problemas que sólo tú conoces, (porque te quisieron demostrar en algún punto, que solo en ti confiaban) a pesar de todo lo que ha pasado, lo bueno, lo malo, sin dejar a un lado los daños y fracturas; decides dártela en Madre Teresa y dices que no guardas rencor, y en tu corazón sabes que es así. Que el pasado está en el pasado. Te convences de que lo importante es el futuro.

Les deseas lo mejor que este mundo pueda ofrecerles, toda radiante llena de caramelos y buenos deseos, cuando ellos simplemente prefieren hacerse los indiferentes, ¿Cómo?... Pero, pero, pero… Si, ellos son indiferentes a tu intención color de rosa.
Entonces vuelves otra vez, no sabes cómo, a ser esa persona manejable y tonta con la que pueden jugar, moldeable a las circunstancias, a las personas que de verdad te tocan, vuelves a ser esa pieza que no termina de encajar. Con tu frente en alto, eres firme, fuerte, sabes que estas actuando correctamente, aunque te hiera abismalmente la frialdad de sus actos.

Es que no terminas de entender… te conocen. ¡Por Dios!, saben que sólo estas mal disimulando tu buena voluntad de hacerles feliz a toda costa, aunque sea haciéndote pedazos a ti misma, están al tanto de tu afición a ser altruista. No obstante, para si mismos sólo estas cediendo… otra vez, ante sus perspectivas eres una idealista, nada elemental... mí querido Watson.

Siguen sus vidas. Mientras tú te sostienes en pie de este lado del puente que de repente se ha construido, ondeando las manos, sintiendo el viento entre los dedos, "nostalgia" por ese cielo que les verán reír, y caer sobre la verde grama en primavera… Que les verán ser.
Porque tú no. Tú no estarás ahí. Ya han continuado. Y tú eres parte de ese pasado que prometiste que no importa, que ha quedado atrás. Sin embargo, de todas las conversaciones sostenidas, comprenden esta parte mejor que ninguna, porque allí en el pasado te han regalado residencia permanente. O temporal, dependiendo de si les place en algún momento volver a rondar tus huesos.

Ellos olvidan tu existencia, olvidan tu cumpleaños, ¿lo olvidan todo?, luego de que fueron ellos quienes querían estar, eran ellos quienes querían permanecer inalterables a tu lado, a pesar de tus tantos intentos de dejar pasar, de ignorarles, a pesar de las probabilidades y estadísticas, cuando tú conciencia te gritaba que no accedieras. Imaginaste que te hablaba en otro idioma e ignoraste esos latidos tu cu tu cu tu cu… el corazón queriendo salir del pecho, prevé otra herida más.

Y cuchuplum, te despiertas una mañana y te dices: – Hey, pero tengo tiempo, que no… no, no nada. No están. Sí, ellos, esos mismos que lucharon porque les perdonarás cuando las cosas eran irremediables, que te miraban con su cara de cachorritos sin hogar y te decían que eres demasiado importante, que de la manera que sea posible te quieren a su lado siempre... pero mienten.
Y tú lo sabías, aunque no fuese conscientemente, ahora comprendes ese vacío en el pecho cuando analizaste fríamente la situación.
Pero ya es demasiado tarde.

Te hiere saber que así es, luego de tanta cháchara emocional, porque la realidad es que simplemente no les importas ya. De la misma manera que nos dejan de importar esas personas que han estado y ya hemos olvidamos. ¿Qué es lo que no entendemos? ¿Qué se nos esta pasando? ¿De que parte nos estamos perdiendo?

Porque sigues incrustada en ese circulo vicioso de estar aunque te duele, aunque te rompa en pedacitos microscópicos, incapaces de poseer ya su forma original. Persistes, si, pero duele ¡coño!, te duele en serio. No entendemos que las cosas siguen un ciclo de sube y baja, aunque tu rueda se empeñe en mantenerte más abajo que arriba. Ya estas cansada y dices que esta bueno, ya basta de esfuerzos erróneos, de achaques de masoquismo.

Y aquí estas intentando (tantos intentos…) mantenerte en pie, queriendo desmayar y dejar de nadar tan duramente contra la corriente, quisieras sólo no moverte más... y llegar a donde el río le de la gana.

Pero recuerdas.

Y esto por el momento, te ayudará a mover los brazos.

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Venus Patricia #DíasFelices

1 comentario:

Madi dijo...

Mana, que apero!!! Hoy vuelvo a leer estoy me siento reflejada en el espejo de tus pensamientos te quiero mucho lokita...sabes que cuentas conmigo x ever. ;)